Mi limonero
- Nancy Cristel Deutsch, Life & Spiritual Coach
- 14 dic 2021
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 14 feb 2022
La Naturaleza puede ser una fuente de sorpresas. Basta con dirigir tu mirada para ser parte de un milagro, solo tienes que estar atenta.

El otoño ha dejado su marca y el limonero ha cambiado de color. El verde se ha hecho más claro y los frutos se han teñido de un amarillo vibrante.
Mi limonero
Hoy mientras tomaba mi mate, como todas las mañanas, observaba a los limones en el limonero. El otoño ha dejado su marca y el limonero ha cambiado de color. El verde se ha hecho más claro y los frutos se han teñido de un amarillo vibrante. A su lado pequeños brotes, incipientes frutos, de un verde oscuro y fresco van apareciendo y contrastando con el marrón descolorido y seco de las hojas caducas que aún se niega a caer.
Estaba ensimismada en esa observación, cuando mi vista se fijó en un gajo pequeño que surge al final de una de sus ramas, y que a pesar de su aparente fragilidad sostiene a dos frutos que que en lugar de colgar hacia abajo como el resto de los frutos, parecen estar parados, firmes, estables, desafiantes e ignorantes de la ley de gravedad…
Me intrigó cómo ese pequeño gajo, puede sostener, sin desviarse o torcerse, el peso del limón que evidentemente es superior al de él. Dispuesta a buscar otros ejemplos, e investigar este "evento" me introduje entre las ramas del limonero, curiosa y expectante sin imaginarme que me encontraría con otras expresiones aún más extrañas! - Vean aquí las imágenes:
No es acaso maravillosa la naturaleza al brindarnos la oportunidad de poner en duda los conceptos adquiridos? Hermosa muestra de la diversidad natural que nos permite inferir que así como el limón, también nosotros tenemos una gama infinita de posibles formas, colores y medios para expresar nuestra esencia.
Este hábito de observarlo a "mi limonero" como suelo llamarlo y reflexionar, lo he adquirido hace ya más de un año, y cada nuevo día me maravilla, emociona, entusiasma y enseña! El limonero me genera preguntas y me inspira respuestas, me guía y desafía cada día.
Al contemplarlo me he involucrado en el ciclo vital de comienzos, transformaciones y finales. Al cuidarlo, me he convertido en copartícipe de esa creación.
A veces no sé si soy yo quien observa al limonero o es el limonero que me observa a mí, Porque en ese instante matutino en que le presto atención, lo único y todo lo que existe es el espíritu, Esa presencia mágica que nos conecta, reconoce y convierte en simple - aunque esenciales - expresiones de una unidad que nos trasciende.
El aire, el cielo, los rayos del sol en sus hojas, incluso el muro que separa entre el jardín y la casa del vecino, se convierten en una fotografía tangible de un instante divino. Ese instante donde todo pareciera detenerse ante la intención de mi mirada, tan solo para regalarme la oportunidad de percibir el flujo de la vida en toda su intensidad y SER...
Libre, presente, infinita, casi como un reflejo de lo que imaginamos es la Divinidad.
Cristel,
Shikuf Ha Mahut
Tu entrenadora para la Vida
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